“Y
también las frutas consideraban al capuchino con complacencia y también unos
periódicos viejos que bajo una consola pasaban la vida repitiéndose unos a
otros sucesos ocurridos desde hacía veinte años, y la tabaquera, y las pinzas
del azúcar, y los cuadros que estaban colgando en la pared y los frascos de
licor, todos, todos tenían la vista fija en el reloj y cuanta vez se abría de
par en par la puerta de roble volvían a sentir aquella misma alegría ingenua y
profunda”
Los
fragmentos publicados del diario de Teresa de la Parra corresponden a la época
de primeros síntomas, desarrollo y desenlace fatal de su tuberculosis. Para entonces
se aleja de la intensa vida social que llevaba anteriormente. Comienza a
explorar su vida interior: realiza lecturas profundas sobre filosofía y otros
temas, hace una retrospectiva de su obra y sobre todo, busca una plenitud de
espíritu que no consigue, a juzgar por las lúgubres líneas en las que plasma su
estado anímico.
Junio
6, 1931
Me
encuentro, lo quiero creer para que me sirva de esperanza, en un período de
crisis moral. Siento en mí una inmensa miseria de iniciativa, de deseos, sólo
tengo ojos para mirar esta pobreza que me paraliza. ¿De dónde puede venir el
remedio? ¿De dentro? ¿De fuera? (...) Dice Rilke (acabo de leerlo) que todo comienzo es bello. Yo quiero comenzar
hoy. Pero ¡qué gran humildad se necesita! ¡Sembrar en campo estéril, contando
sólo con el azar! ¡la lluvia inesperada! La vida interior es un mundo
maravilloso, a condición de que en ella nazcan y se muevan las cosas, o se
reflejen las de afuera. ¿A qué profundidad misteriosa se encuentra esta mía que
sólo pasa por instantes, tan caprichosa, tan opaca, y tan rápida que ni
siquiera pueda exprimirla yo misma en palabras?
Viernes,
24 de enero, 1936
El
andar eternamente con gente frívola o de tendencias sectarias opuestas deja no
sólo la impresión de haber perdido lamentablemente el tiempo, sino la de una
especia de extenuación que mata a la larga la personalidad. Si no se quiere
discutir hay que hacer creer que se está de acuerdo, reír, sonreír sin ganas y
es este remontar de corriente lo que a la larga extenúa. A veces también
despierta en la soledad por reacción el espíritu de agresión y contradicción,
todo “refoulé” agria el carácter. Son suma de influencias negativas, como las
de las fuerzas “negras”.
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